martes, 5 de abril de 2011

La vida es cosa de minutos

Que aburrimiento. La rutina mata. Por favor memoricen eso.
Tengo harto tiempo para pensar en horario laboral.
A veces me sorprendo paveando, con la boca abierta y casi al borde del babeo recordando aquel escritorio de mi antiguo trabajo…no le presto atención eso sí a como llegamos ahí. Que llevaba puesto?...ah ya recuerdo, pantalón. Habría sido ideal una falda… Que Fome. Hace tiempo que no pruebo el sabor de sexo en la oficina…
De qué se sorprenden?
Ser buena en tu trabajo no garantiza un buen comportamiento y tampoco lo pone en tela de juicio…Como a menudo me dicen: Actitud. Esa es la clave
Fue espectacular.  Me acuerdo y se me eriza la piel.
Y por qué tanto?
Quizás por el grado de conexión, tal vez porque esta  harto bueno el tipo, o alomejor ese  hombre es adivino: Lo hace todo exactamente como me gusta y lo que no, lo hace de tal forma que termina por agradarme y hasta pedir más.
Debo admitir que él es un buen amante (sé que no soy la primera que lo dice) quizás sea el mejor hasta ahora; sin desmerecer al resto que son bastante buenos y no lo pasaba nada de mal con ellos, pero este hombre es de esos petulantes con labia  y encanto, de los que se creen la última chupá del mate pero que sonríen lindo y a mí me mata una sonrisa bien dada (entre otras cosas) y más encima lo hace bien.
Les juro que no me di cuenta cuando tenía el pantalón y mi siempre sexy colaless en los tobillos, menos me percaté de cómo llegué a estar sentada en el sumiso escritorio
 Eso sí, en esas circunstancias, no hay mucho tiempo para previas, no es suficiente (bueno, si tienen el lugar  solo para ustedes, háganlo), alguien puede llegar, interrumpir, verlos. Como le pasó a la Josefa, que la muy osada, la descubrieron en el baño de una heladería en plena providencia, ahora felizmente casada con el mismo chiquillo en cuestión (Dios los cría y el diablo los junta). Aparte, el escritorio es bastante útil, un poco duro para las que tienen la espalda delicada, pero aún así magnífico.
Y en eso estábamos… no entraré en detalles, no soy buena narrando acciones, ni sonidos y tampoco suspiros o jadeos… porque, como puedo escribir un suspiro? Algo así como ahhhhhhhhhh… o un mmmmm que rico?  prefiero que utilicen su imaginación…
Diez minutos?
Quince?
Para mí fueron grandiosos cinco minutos. Si hasta me pone cachonda recordarlo y lo peor es que sonrío desorientada, como cuando recibes un diploma. Se han fijado? No sabes para donde mirar y estás mostrando los dientes en una mueca extraña, contorsionando los labios hasta llegar a un gesto que ni siquiera se puede llamar sonrisa.
Qué tiene de malo?
Encuentran poco?
Piensen lo que quieran, pero recuerden que la cantidad no hace la calidad (y aquí no me estoy refiriendo a tamaño)…
No me estoy justificando! Acaso no les ha pasado que aveces son precoces?. Admítanlo! Un beso, un abrazo, un toqueteo por aquí y por allá y están listas.
No lograrán acomplejarme, sobretodo porque sé que llevo ventaja y después del primer orgasmo vendrán otros (y en la misma). Recuerdan la frase de la canción de Andrés Calamaro  “Si pudiera mataría por cinco minutos más”…pero eso es otra cosa…acaso a mí solamente me gusta él? Compren algún disco y se darán cuenta que es buenísimo y que tengo razón. En fin, continúo con lo que les decía…aunque ya me piqué por lo de ser precoz…Ok. Si fui yo la que lo dije, pero muchas lo pensaron. No importa, no todas han tenido sexo en la oficina, solo con eso me veo compensada por sorprenderse de mis cinco minutos. Esperen…dejen calmarme  antes de utilizar un lenguaje poco ortodoxo.
Con qué cara miran al  jefe después de eso? O a los compañeros? Bueno, con la misma de siempre no más. Claro, un poco más animada, satisfecha, pícara y hasta con la ambición  de restregarlo en la cara.
Que ganas de repetirlo.
Sí de verdad que es cierto, ese tipo se las trae y a mí me queda cuerda para rato. Aunque después de todo,  lo mejor está por venir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario