jueves, 21 de abril de 2011

Quieren jugar un rato?


No solo los hombres tienen ideas sexuales, no solo ellos ven pasar a alguien en la calle y  desnudan con la mirada, ni se muerden el labio hasta que desaparece. Nosotras también lo hacemos, no con descaro (pero sin tanto complejo),  es más, solemos fantasear con los machos que nos llaman la atención, ya sea el actor de cine, el nuevo vecino, el compañero de trabajo, el amigo del  hermano y hasta el novio de tu amiga (a veces somos unas perras). No por eso somos unas maracas (aunque la idea a veces no nos es desagradable).
Hace tiempo atrás, me costaba imaginar poder visitar estos lugares sin ser vista como pérfida, mucho menos adquirir algo. Ya era hora de que nuestro país diera un paso al frente, demos gracias infinitas por eso!. La vida avanza y con ella, también avanzamos nosotras.
Por fin, superadas las aprensiones primitivas y sin censurarnos, se nos ha hecho prácticamente habitual sentarnos a hablar abiertamente del tema: Juguetes sexuales.
No. No es un reemplazo. Déjenlo claro porque las dudas son insoportables. Nada más horroroso que un hombre (y una mujer) inseguro. Eso se presta para un sin fin de comentarios ácidos, peleas tontas y hasta paranoia. Las pueden invadir en preguntas sin sentido hasta en los lugares y momentos más insólitos!
Con esto, no tenemos afán de causar daño al ego masculino. Sépanlo. Vitrineamos, comparamos, nos decidimos,  tomamos nuestra billetera y a comprar se ha dicho!. Vibradores, consoladores, anillos, bolitas chinas (que encontré espectaculares), distintos productos, precios y tamaños (hasta disfraces eróticos hay en un sex shop) y si a eso le sumamos aceites (los hay de todo tipo, hasta con lidocaína, ya se imaginan para qué), créanlo, el resultado es total y absolutamente satisfactorio y recomendable.
Ya lo dije, no es un reemplazo, en absoluto!. Somos modernas. Piénsenlo, mejor un aparato que una infidelidad (aunque ese es otro tema).
No sean pesados. No vamos a fundar un club onanista para reunirnos semanalmente, donde compartir e intercambiar  opiniones y usos. No estamos tan locas.
Tampoco es cosa de andar diciendo  hasta la cajera del supermercado, mientras pagas tu cuenta, lo feliz que te hace y que se compre un aparatito (pero un buen dato siempre es bien recibido) y mucho menos aconsejable es que se lo presentes a tu pareja preguntándole emocionada y con una sonrisa de miss mundo, si lo quiere usar en él. Soponcio absoluto. La respuesta siempre será negativa (quizás piensan que serán menos machos por eso). Mejor nos limitamos al uso femenino y no a traumar a nuestro compañero sexual con un juguete que por su anatomía, por muy minúscula que sea, le provocará un espanto.
No chicos, amplíen su mente. No nos excita  el juguete, sino, el uso que le damos. No es una competencia para saber o determinar  si nos da más orgasmos que ustedes…es solo, pasarlo bien. Además, somos dueñas de nuestro placer, estamos más sueltas, adelantadas, más libres y lo disfrutamos! . No es que salgamos presurosas del trabajo  o de nuestras actividades a tener un encuentro privado y masturbatorio. No.  No hay nada como el sexo natural. Aunque se acepta como regalo (Viejito pascuero, conejo de pascua, reyes magos, cumpleaños, etc)
Considérenlo… háganlo realidad. No se sientan castigados o humillados, no es tecnología para bajar autoestima masculina, prometemos adquirir uno más pequeño que su anatomía (al menos para disimular).
Al juguete no lo apodamos (como una conocida mía que lo nombró  Matt en honor a Matt Damon), no lo besamos (aunque serviría para práctica  ya saben de qué) no le hablamos diciendo lo rico  que es o lo bien que lo hace (aunque es bastante bueno), no le pedimos más (pero lo hacemos cuando queremos), eso es exclusividad para ustedes...somos algo dementes es verdad, pero nunca tanto.
Ojalá la próxima moda sea un Josh Lucas inflable o mucho mejor, robotizado, algo así como la muñeca system.
 Nos gusta este avance, hay que reconocerlo, pero ustedes hombres, siguen manteniendo el cetro.

lunes, 18 de abril de 2011

La risa, remedio infalible

Quién en este precioso mundo sigue creyendo que las mujeres somos buenas del alma?
Quién en su inocencia  sigue pensando que jamás de los jamases revelaríamos pormenores de una pareja cual secretaria a su jefe?
Quién cree que por tener sentido maternal desde el nacimiento, no nos burlaremos de sus defectos físicos ( y que los abandonemos por tenerlos)?
Es hora que dejen eso atrás. Cambien la perspectiva y  enfrenten que estamos de regreso: Somos malvadas. (no por nada nos dicen brujas)
No es una crueldad. A quién engañamos? Nos gusta la chamuchina, reírnos de todo y de todos y lo mejor: sacar a la luz nuestros más ocultos sentimientos (inhumanos). En palabras sencillas: Superficiales.
La Maca por ejemplo (otra vez ella) cuando conoció al Pancho, se gustaron inmediatamente, se llevaban bien, era una pareja envidiable y hasta puedo decir que esperaba  que perduraran en el tiempo. Lindo él. Tenía una venda en su mano derecha la noche de la fiesta.
Cuando nos volvimos a juntar en esas tardes de aquelarre, un par de meses después, la muy diabólica ya había terminado su relación.
Y yo que pensé que llegarían al altar. Cuál fue el motivo?   Le pregunté inquieta.

Le faltaba la mitad de un dedo. Se queda pensativa y agrega: Tarde o temprano pelearíamos y le gritaría sin compasión nueve y medio.
Su respuesta hizo que me retorciera de risa. Y empezáramos el pelambre poniendo sobrenombres de todo tipo al desafortunado hombre incompleto.

Después de eso, recuerdo que la Pía y yo salimos, por separado obviamente, con el mismo tipo. Todo un galán canchero él, que se creía el más mino de los minos, yo lo encontré agradable la verdad, pero no podía aguantar la risa cada vez que  abría la boca. Y no es que tuviera los dientes chuecos y mal aliento, el problema es que pronunciaba las eses como zetas. Imagínenselo. Les juro que hasta el día de hoy nos reímos de él. (Favor leer con z)
“Dezde ziempre zoy azi de zociable” , “quiero que zepas que zoy un hombre zencillo”
No pude con eso. Fue la primera y última vez que salimos.
No es que sea un inconformismo femenino ni que nos creamos minas alfa…la verdad es que somos malas y desanitadas. Algo sarcásticas también. Pero seguimos siendo unos bombones.

En cierta medida, nos hemos reído de todas las situaciones que se nos puedan ocurrir. Hay algunas que a veces  nos vamos al límite de lo inadecuado hasta convertirlo en metida de pata. Como aquella vez en que en plena y larga faena amatoria donde yo ya  había experimentado sus buenos orgasmos (en el sentido plural de la palabra), y a mi compañero al parecer le quedaba para rato (un prodigio él), comienzo con mucho entusiasmo y poco tino a cantar el tema de un comercial de Soprole: “Lo podemos lograr, lo podemos lograr, si encontramos la fuerza para vencer y para avanzar”, muerta de risa.  Demás está decir que no lo repetí en el futuro. Golpe bajo. Porque ustedes saben, si se demoran poco y se lo dices, ego herido, si se demoran mucho, también, ego herido. Mejor hablar de ellos a sus espaldas.
Así pasa también cuando nos hacen jurar de guata que guardaremos el más absoluto silencio antes de contarnos algo y/o después de que los pillamos en alguna patraña. Nosotras, como siempre tan bellas, “obedecemos” sin chistar, y con nuestra mejor cara de inocencia lo prometemos. A las horas nuestras más fieles amigas saben si el macho se sacó la cresta, si eyaculó a los dos minutos (o menos), si chocó el auto, si tiene algún lunar poco agraciado, si no alcanzó a llegar al baño y se cagó los pantalones, si se mira al espejo contemplándose el poto, calugas y bíceps, , que te habé como guagua, o peor, que le hable al pene.
Otro tema también es las cosas que te dicen o las preguntas que hacen mientras mantienen relaciones:
Dale mami!(de moda con el reggeton) …que weá más incestuosa, te imaginas a la madre montada encima de él y es tan matapasiones que te lleva a la abstinencia.
Te gusta? O Cómo lo hago?…
Obvio que me gusta, si no, no habría abierto las piernas . Y cómo lo haces? Si te vas a poner a hacer preguntas weonas mientras ejecutamos el acto amatorio, calladito lo haces mejor.
Y así, suma y sigue.
Nos burlamos. Es un arte. Y eso  para que después no digan que no tenemos sentido del humor.

miércoles, 13 de abril de 2011

Embobada

Con los años las mujeres vamos cambiando, eso es innegable, es parte de la vida, de la madurez (nunca vejez), la ley de gravedad nos juega en contra, el embarazo,  las hormonas, la menopausia y todo lo que eso significa…
Mientras unas ven todo esto como un proceso gratificante por ir pasando etapas, otras lo toman casi como una discapacidad, comprando cuanto existe en el mercado y todo tipo de cremas: reafirmantes, humectantes, antiarrugas, con Q10, con colágeno, vitamina E, para celulitis, pechugas, poto, cara, cuello, manos, hasta cirugías etc. Un inventario casi terrorífico para el bolsillo de cualquiera…Pero hay un momento en que todo eso se olvida... un instante, en que nos sentimos francamente divinas.

Se los dije, lo mejor está por venir y lo sigo sosteniendo.
Será que estoy algo hechizada?
…Todo es posible.

 En la intimidad, hay ciertas actitudes que me roban la cordura, pequeños detalles, que te conmueven, te sacan sonrisas, te estremecen y sacuden el alma. Como cuando te acarician de tal forma que dudas que sea posible, te hablan mirándote a los ojos casi en susurros, mientras sacan el pelo suavemente de tu cara, cuando te besan lentamente, haciendo del beso todo un arte…y con actos tan simples como esos, te dejan seducida (aunque puede ser artimaña de ellos porque a la mayoría eso nos agrada y los machos lo saben)
Hay otro tipo de cosas que causan el mismo efecto, que son lo contrario a lo anterior, actitudes algo más salvajes, cuando abrazan apretándote fuerte contra ellos, te miran con deseo, te besan con furia como si el mundo se acabara en los próximos días, te poseen con avidez y seguridad, entre pasión, rabia y violencia juntas, te levantan en sus brazos, te apoyan contra la pared y te toman así, hablándote con desfachatez, con un lenguaje fogoso y calenton. Alguien similar a ti, que sigue tu juego, y es tanto, que (siempre) quieres volver a repetirlo (Esa información también la manejan ellos).

Es poco probable encontrar todo lo que nos gusta en un solo hombre. Hay algunos que se mandan el acto tan bien hecho, (alternando un día de una forma y luego de la otra) que solemos confundirlos. Pero cuando uno real llega, uno que sabes quién es, uno que es salvaje y tierno a la vez, que combina tan perfectamente lo que te gusta, lo que buscas, cuando te sientes algo más que deseada y deseosa, sin importar lo que venga después, si es por el rato, si durará en el tiempo o no da lo mismo, cuando te hacen sentir lo hermosa que eres  y placer con todos los sentidos, cuando por una sola noche alguien así llega a tu cama  es como Wuau…Quedas engatusada. Y si a eso le sumamos la parte física (incluyendo el cerebro), que el tipo más encima tenga un cuerpazo tonificado, tan solo pensar en él, hace que las hormonas empiecen a hacer fogata en tu cuerpo.  Entonces ahí te olvidas de todo… y de todos (aunque quizás pienses que las cremas funcionaron rápido o en una de esas las estrellas se alinearon a tu favor y te mandaron el complemento perfecto).
Me entregué por completo cuando dijo “Eres preciosa”…mamona que soy... con esas palabras exactas, siempre caigo por la cresta! (aunque lo disimulo), como las típicas minas que creen todo…no es que compre el cuento fácilmente, ahora ya sé diferenciar (tanto gil que una conoce) además, sí que soy hermosa! no necesito que me lo recuerden, solo que la forma en que él lo dijo fue tan diferente del resto, no sé como explicarlo, con emoción, con pena, no lo sé, me caló hondo (también son buenos para provocar eso) Será que me estoy volviendo sensible? weona tal vez? O peor aún, me estaré volviendo Romántica?  No lo sé. El caso es que cuando tú te sientes bella, cuando te valoras sin dejar que la opinión de los demás te afecte (menos la de un hombre), cuando disfrutas de la compañía de alguien y ese alguien no solo sea el encargado de motivarte a tener sexo, si no que también sea el carcelero de cualquier complejo (siempre hay uno) y no conforme con eso, vuelve a buscarte para estar juntos y se repiten el plato, nos baja toda la divinidad. 
Así que ando como cabra chica con este tipo, con sonrisas varias durante el día, contestando mensajes sugerentes, recordando  poses y gestos que se me llega a caer la baba, con cosquillas en la panza, más cachonda que de costumbre, etc. y aquí no hay amor de por medio. En realidad, me da igual si tiene otras, él es el típico amigo con ventaja (que lo hace rico casi espectacular y con pedazo de  cuero!) nada más… o será que ando vulnerable y cualquiera me sirve?  No. No creo. Aunque eso justificaría otras recaídas. Por eso les decía a dos de mis amigas, las confidentes (Josefa y Pía), que por fin había aparecido alguien que le hiciera el peso a quien había mantenido el trono en mi vida sexual (obvio sexo con amor siempre gana, al menos para nosotras), que me olvidara de él (las mujeres comparamos todo), y por la cresta que me ha costado! si el tipejo es casi experto.  Por fin! Y lo estoy disfrutando. Yo que pensé que estos tipos estaban extinguiéndose, deben haber más dando vueltas por ahí, es cosa de probar un poco…bueno, por ahora sacarle el jugo a este para ver que tanto evoluciona el asunto (no hablo de relación, sigo hablando de sexo) capaz que en una de esas cumpla alguna de mis fantasías que otros no se atrevieron a realizar…nada de tríos… (Por ahora). No pierdo nada con preguntar.
Les repito (y piensen siempre que):
Lo mejor está por venir.

viernes, 8 de abril de 2011

Moliere amaría nuestro arte

Se los advierto a modo de prevención. Ni se les ocurra, por ningún motivo, aunque el mundo se esté cayendo a pedazos, titubear a la hora de una pregunta complicada.
Me ha pasado un par veces, no solo a mí a varias de mis amigas y hay que aprender la lección. Seguridad, mira a los ojos y respuesta corta. En otras palabras: sangre fría.

Es que ellos también tienen la culpa al hacer preguntas tan desfachatadas a temas que solo manejamos y compartimos entre el gremio femenino. Que se creen que son? nuestros confidentes?  Es como lo que pasó con la Maca (pobre, hablo de ella sin mucho filtro). Su pareja tuvo la mala fortuna de preguntar abierta y desprevenidamente si alguna vez había fingido un orgasmo estando juntos.
(Risa nerviosa de ella, cara de expectación de él).
Bueno, eh… no.
Pero por qué dudas?
No estoy dudando. No he fingido un orgasmo. No recuerdo haberlo hecho.
No has fingido o no recuerdas?
No he fingido.
Ya. Y que es lo que no recuerdas entonces?
En segundos arde Troya. No hay justificación convincente porque  ya sembraste la duda y te espera dar explicaciones de todo tipo. Y es natural, indirectamente (o directa)  estás atacando su virilidad, su herramienta, su ego más preciado. Es un atentado en contra de su autoestima. Y aquí puedes oír cuanta cuestión absurda te puedas imaginar. Que no estás conforme, que eres frígida, que él no te calienta, que te busques otro,  que ya estàs con otro, etc.
Menos mal que no preguntó si le fue infiel (aunque a veces no es del todo falso)

Obvio que ha fingido. Yo también. Me atrevería a afirmar que nueve de cada diez mujeres lo hemos hecho alguna vez. Pero bajo ningún concepto debemos admitirlo, aunque de eso haya pasado mucho.
Descueren todo lo que quieran a sus ex, hagan comparaciones, ríanse de ellos sin piedad, de su forma de moverse, de la forma de besar, de las cosas que dice mientras tienen sexo, etc., pero nunca (y esto es serio) debes decirlo a un hombre. Ya lo dije. Respuesta corta y sangre fría. Fingiste orgasmo? No. Fuiste infiel? No. Te acostarías con uno de mis amigos? No.
Hay otro tipo de preguntas  que son más por inseguridad que por curiosidad y nosotras también solemos caer en eso. Que extrañas de tu ex? Nada. Era bueno en la cama? Sí/No (aquí no tienes la obligación de omitir información a menos que quieras levantar egos) Aún lo deseas (por favor!) No.
Entiéndannos. A veces simplemente no tenemos ganas de seguir o perdemos el ritmo y “apuramos” el proceso sexual  teniendo un orgasmo ficticio, eso no quiere decir que no nos exciten o no los amemos o el rollo que se pasen porque empiezan a hacer una serie de conjeturas en nuestra contra, basandose hasta cosas demasiado absurdas. Y para no echar a perder todo y para no divagar con comentarios poco dignos como: “Hay una gotera en el techo,  “Veo que utilizaste una pintura especial para la pared” o peor aún, contarle algo que te pasó mientras él sigue metiendo y sacando y esforzándose por darte placer: “estaba bajando las escaleras del metro y me fijé que están remodelando la estación”.
Peligro. Busca la vía de escape y crúzala hasta estar a salvo.
Para eso, mejor te mueves, te quejas jadeando, respiras un poco más fuerte y más rápido de lo habitual, de preferencia con la boca abierta, arqueas un poco las cejas, si quieres, lo miras a los ojos para que sea más creíble, te muerdes el labio a modo de avisar que ya estás a punto. Como Meg Ryan en la película  Cuando Harry conoció a Sally. Se acuerdan? Claro, no es para estar gritando yes, yes, yes, si hay algo que me molesta es que  se use otro idioma en tierra de lengua castellana (distinto sería tu pareja personificada. Francés mmmm  sexy) con un sí, sigue, dale, o un no pares, es suficiente. Cualquiera de todas, no todas, algo así como:   Sigue! (Pausa, jadeo, respiración, cejas, labios), sigue  (pausa, jadeo, respiración, cejas, labios), sigue (y lo mismo) sin dejar de acariciarlo, con una fiel cara de caliente (la normal).Y  ya les dije, sangre fría.
Les parece familiar?
Lo sé. Somos artistas, actrices por naturaleza. Y por más que ellos digan que se dan cuenta o que es fácil detectarlo, es falso!

No hay titubeos.

Me preguntan acaso alguna vez fingí un orgasmo?
NO.

jueves, 7 de abril de 2011

La Ventaja de un amigo...o un amigo con ventaja?

Tengo un amigo al que no veo hace años. No diré su nombre para guardar su anonimato. Pasamos juntos gran parte de la  adolescencia hasta llegar a la adultez. Tenía un listado de creencias que yo refutaba sin piedad, basándome claro, en nuestra experiencia. Me decía por ejemplo, que la amistad entre hombres y mujeres no existe,  que los hombres siempre quieren algo a cambio y que ese algo es sexo.
Acaso quieres sexo conmigo? Es la pregunta que habitualmente le hacía, y al no defender él más su postura, yo daba por zanjada la discusión.
En ese tiempo era bien mino. Alto como los que me gustan, bien cuidado, fornido, un caballero. Medio romanticón para mi gusto y con pedazo de ojos verdes. Tenía el hábito de pasear en moto por la ciudad y solo al salir de ella, utilizaba auto. Así, nos íbamos  de paseos que duraban hasta bien entrada la noche, detenidos en algún lugar a media luz.
Sí que quería a ese hombre. Se ganó mi respeto, y sobretodo mi admiración  al cuidarme en una borrachera de esas en las que sientes que el mundo está a puntode acabar. Acariciaba mi cabeza mientras yo intentaba dormir con el cuarto dándome vueltas a centímetros de la cara.
Desperté en la cama abrazada a él. Asustada por tamaña situación, levanté las sabanas al tiempo que pensaba si había tomado la pastillita el día anterior y con sorpresa, me dí cuenta que seguía vestida. Ahí lo quise más que nunca… Y la caña me duró días.
A medida que íbamos tomando rumbos distintos, nos distanciamos. No salíamos tanto y cada uno tenía sus propias vidas. Se fue durante más de un año. Hablamos  ocasionalmente por teléfono y en una de esas llamadas me dijo: te amo. También yo, le dije, sin dimensionar del todo sus palabras.
A las semanas me llegó una carta del norte. Me explicaba con detalle el tipo de amor que sentía por mí, que obviamente no era el mismo tipo de amor que yo sentía por él… Aquí termino todo fue lo que pensé.
El tiempo se estancó. Sentía que no avanzaba, que había pasado una eternidad. Faltaban horas para el retorno, pero él no llegó a buscarme. Pasaron los meses y no respondía mis llamadas, no sabía de él y fue entonces que me invadió la pena.
Un domingo cualquiera,  paró frente  a mi casa un auto blanco. El corazón me dio un vuelco al verlo, la respiración cortada por las ansias de correr a abrazarlo y por la rabia contenida con ganas de abofetearlo por causarme dolor. Salgamos de aquí me dijo, es hora de que hablemos.
Tenía pareja.
Querida mía, ni siquiera sería capaz de robarte un beso… de forzar la situación… no sería capaz de perder todo lo que hemos construido… mírame (ya estábamos nariz con nariz y sentía los corazones de ambos palpitar con demasiada fuerza, sentía mis propios latidos, en la garganta) podrás entender cuanto me importas? Podrás entender que no te lastimaría jamás? A partir de hoy me alejo para siempre. Construyo mi vida lejos… por ti…por mí.
Quise tomar su cara entre mis manos y besarlo, abrazarlo, no dejarlo ir….Pero por qué no lo hice?
Han pasado casi once años. No lo volví a ver, y no volví a saber de él. Hasta unos días…Llegó a la casa materna preguntando por mí. Once años… Ya no soy la joven inocente que era.
Que  pasará cuando nos encontremos? Que me aconsejan?
Pues les diré algo. Sabiendo lo que perdí y  después de tanto tiempo, mínimo un revolcón. Al final de cuentas la amistad entre hombre y mujer no existe,  porque siempre se busca algo a cambio y ese algo es…


Sexo.

martes, 5 de abril de 2011

La vida es cosa de minutos

Que aburrimiento. La rutina mata. Por favor memoricen eso.
Tengo harto tiempo para pensar en horario laboral.
A veces me sorprendo paveando, con la boca abierta y casi al borde del babeo recordando aquel escritorio de mi antiguo trabajo…no le presto atención eso sí a como llegamos ahí. Que llevaba puesto?...ah ya recuerdo, pantalón. Habría sido ideal una falda… Que Fome. Hace tiempo que no pruebo el sabor de sexo en la oficina…
De qué se sorprenden?
Ser buena en tu trabajo no garantiza un buen comportamiento y tampoco lo pone en tela de juicio…Como a menudo me dicen: Actitud. Esa es la clave
Fue espectacular.  Me acuerdo y se me eriza la piel.
Y por qué tanto?
Quizás por el grado de conexión, tal vez porque esta  harto bueno el tipo, o alomejor ese  hombre es adivino: Lo hace todo exactamente como me gusta y lo que no, lo hace de tal forma que termina por agradarme y hasta pedir más.
Debo admitir que él es un buen amante (sé que no soy la primera que lo dice) quizás sea el mejor hasta ahora; sin desmerecer al resto que son bastante buenos y no lo pasaba nada de mal con ellos, pero este hombre es de esos petulantes con labia  y encanto, de los que se creen la última chupá del mate pero que sonríen lindo y a mí me mata una sonrisa bien dada (entre otras cosas) y más encima lo hace bien.
Les juro que no me di cuenta cuando tenía el pantalón y mi siempre sexy colaless en los tobillos, menos me percaté de cómo llegué a estar sentada en el sumiso escritorio
 Eso sí, en esas circunstancias, no hay mucho tiempo para previas, no es suficiente (bueno, si tienen el lugar  solo para ustedes, háganlo), alguien puede llegar, interrumpir, verlos. Como le pasó a la Josefa, que la muy osada, la descubrieron en el baño de una heladería en plena providencia, ahora felizmente casada con el mismo chiquillo en cuestión (Dios los cría y el diablo los junta). Aparte, el escritorio es bastante útil, un poco duro para las que tienen la espalda delicada, pero aún así magnífico.
Y en eso estábamos… no entraré en detalles, no soy buena narrando acciones, ni sonidos y tampoco suspiros o jadeos… porque, como puedo escribir un suspiro? Algo así como ahhhhhhhhhh… o un mmmmm que rico?  prefiero que utilicen su imaginación…
Diez minutos?
Quince?
Para mí fueron grandiosos cinco minutos. Si hasta me pone cachonda recordarlo y lo peor es que sonrío desorientada, como cuando recibes un diploma. Se han fijado? No sabes para donde mirar y estás mostrando los dientes en una mueca extraña, contorsionando los labios hasta llegar a un gesto que ni siquiera se puede llamar sonrisa.
Qué tiene de malo?
Encuentran poco?
Piensen lo que quieran, pero recuerden que la cantidad no hace la calidad (y aquí no me estoy refiriendo a tamaño)…
No me estoy justificando! Acaso no les ha pasado que aveces son precoces?. Admítanlo! Un beso, un abrazo, un toqueteo por aquí y por allá y están listas.
No lograrán acomplejarme, sobretodo porque sé que llevo ventaja y después del primer orgasmo vendrán otros (y en la misma). Recuerdan la frase de la canción de Andrés Calamaro  “Si pudiera mataría por cinco minutos más”…pero eso es otra cosa…acaso a mí solamente me gusta él? Compren algún disco y se darán cuenta que es buenísimo y que tengo razón. En fin, continúo con lo que les decía…aunque ya me piqué por lo de ser precoz…Ok. Si fui yo la que lo dije, pero muchas lo pensaron. No importa, no todas han tenido sexo en la oficina, solo con eso me veo compensada por sorprenderse de mis cinco minutos. Esperen…dejen calmarme  antes de utilizar un lenguaje poco ortodoxo.
Con qué cara miran al  jefe después de eso? O a los compañeros? Bueno, con la misma de siempre no más. Claro, un poco más animada, satisfecha, pícara y hasta con la ambición  de restregarlo en la cara.
Que ganas de repetirlo.
Sí de verdad que es cierto, ese tipo se las trae y a mí me queda cuerda para rato. Aunque después de todo,  lo mejor está por venir.

domingo, 3 de abril de 2011

Tomo, para no enamorarme

Que bajón. Me siento tan vulnerable…no sé que pasará y estoy tan desorientada.

No se confundan, no son las hormonas. Es el estado etílico en el que todavía me encuentro. Siento que en cualquier momento me explota la cabeza…y tengo una enorme cantidad de sed. He tomado distintos tipos de líquidos y no se me pasa. Tendré arena en la boca?.  Además parezco vampiro, no puedo ver la luz del sol, no me avanza alimento alguno por la garganta, que asco. Las ideas  me cruzan arrastrándose… dónde diablos dejé mi cartera?. Lo último que recuerdo es estar abrazada a la taza del baño con la Cony agarrando mi pelo para no cubrirlo de vómito y la pobre escuchando una centena de veces cuanto la quiero. Menos mal que no le pregunte: Somos amigas o no somos amigas? Habría sido el colmo del ridículo.
Duerme anclada me dijo como veinte veces!  Duerme anclada que es mejor, se siente menos la borrachera. No lo olvides, duerme anclada. Está bien, estaba ebria pero no tonta…
Igual se me olvidó.  Seguro funciona?

Juro que no vuelvo a beber. Sé que lo he dicho varias veces, pero ahora será cierto. Ni se imaginan lo que fue anoche! Si hasta me golpee el pecho pediendo perdón por mis pecados pensando que moriría (Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa) Espero no haber enumerado ni descrito nada de lo que me arrepiento.
Aterriza, pon los pies en el suelo, me dice mi señora madre cada vez que paso por lo mismo. Pero que hacer en contra de la naturaleza femenina si cuando andas medio despechada  o triste, después de la pena, de moquillar un rato, después de bajar de peso (bueno, noten que una ruptura es la mejor dieta) y de descuidarte, viene el desenfreno, quieres pasarlo bien, para olvidar, obvio, al causante de tan tamaño dolor (por eso niñas es bueno tener un repuesto) y algunas más osadas, se lanzan a la vida a besuquearse (y algo más) con el primer pelafustán que encuentran. Hay que reconocer que hay gran verdad en eso que dicen “las mujeres cuando quieren y los hombres cuando pueden” o al revés, da igual, el caso es el mismo. Entonces, ríes, bailas, besuqueas, te embriagas y al embriagarte como en muchos casos, te sube la temperatura, te desinhibes y terminas acostándote con uno, que en tus cinco sentidos bien puestos, habrías ignorado.
Al otro día, la resaca.
Hija. No hay nada mejor que una malta con harina para la caña. Mi padre al teléfono (este sí que tiene experiencia en borracheras. No es que sea un ebrio empedernido, pero imaginen lo que fue la época hippie. Solo la mitad del país sobrio). A duras penas pude moverme de la cama, menos voy a salir a buscar tu remedio casero.
Hablamos después, no pienso bien en este momento.

En qué estaba? Ah sí. Después viene la resaca.  Cuando logras sobreponer el cuerpo y la mente (según tú), no se te ocurre nada mejor que hacer un cambio en ti y eso va desde tu apariencia hasta tu closet. Lógico, si te lo encuentras en la calle quieres restregar la potra que se perdió (quizás al cambiarte por un yegua). Y visitas como loca  tiendas y peluquerías. Te lavan, te cortan te tiñen el pelo, te hacen las uñas de las manos y pies y te maquillan. Cuando te  pasan la cuenta, piensas: vale la pena (mi color elegido fue negro azabache, se dan cuenta? Mi pelo es claro y lo oscurecí!, eso fue drástico al borde de lo patético) . Finalizada esa etapa, viene la rabia. Aquí las amigas juegan un rol importante porque necesitamos que alguien escuche nuestros descargos en contra del ingrato que nos perdió (nada de decir al que perdimos. Ya saben: Siempre digna). Lo mínimo que escuchamos y decimos es que es un desgraciado. Obviamente con garabatos, sacando constantemente a relucir a su madre, tildarlo de poco hombre, de maricón, deseando toda suerte de maldiciones en contra del pobre individuo y no conforme con eso,  nos ensañamos con su miembro viril y su forma de hacer el amor: Lo tiene chico, no sabe moverse, casi nunca me dejaba conforme, era aburrido, rutinario, le faltan sus buenos centímetros, ni siquiera sabe besar!, etc. Y de tanta rabia, lloramos. Si solo nos falta crear un muñeco vudú y ponerle alfileres en todo el cuerpo! Evidente. Sigue siendo todo producto de la pena.
Admitámoslo. No sabemos olvidar.

Se me parte la cabeza por la puta madre! Y todavía no encuentro mi cartera!.
Nadie me mandó a beber como condenada (prometo que solo quería acompañar a mi amiga en su dolor), ni siquiera me acuerdo que tomé. Quizás Tequila Sunrise. Aunque por mi estado creo que debieron ser unos veinte (que sed que tengo!)

Aprendan algo y no lo olviden: Somos muy valiosas!
Por qué perder tiempo y lágrimas en alguien que no lo vale? El mundo no termina…comienza… Esto me recuerda una obra de teatro de mujeres, que ví cuando chica, creo que a los diez años. La consigna, el grito de guerra, el lema de esa obra era: Soy linda, soy hermosa, soy capaz de cualquier cosa (me caló hondo y lo llevo a la practica hasta hoy). Además cuando menos lo esperas aparece alguien que te hará sonreír otra vez., eso se los firmo.
Entonces, aquí es donde las palabras de la antigua sabiduría femenina (en este caso mi hermosa mamá) cobran real sentido.

Aterriza.




viernes, 1 de abril de 2011

Todos a bordo

Les contaré algo que es un poco turbio (del sinónimo pervertido) por lo anómalo de la situación.
Se pide comprensión anticartuchismo, altura de miras y bastante humor. También algo de envidia.
Ya saben ustedes de sobra, que las mujeres nos hemos revelado a un sin fin de cosas por darnos en la sociedad el lugar que merecemos. Años luchando por la igualdad de sexos, peleas constantes en distintos países para lograr el sufragio, huelgas interminables por regular sueldos, marchas en cualquier época del año por llevar a las mujeres a la política, etc. Agradezcamos a las valientes pioneras que se atrevieron a dar la contienda, para ser  lo que  hoy somos. Libres! Y dedúzcase también en todo y en el total sentido de la palabra sexo. Antes tan quedadas que éramos las féminas. Pero ahora, para atraer al macho alfa, nos las arreglamos con pequeños trucos o sacamos toda la artillería cuando alguno de esos nos mueve el piso al por mayor. 
No tengo la menor idea cuando terminé la tímida coquetería para dar paso de lleno a desfachatez misma de lo impropio.

Antiguamente andar en metro era tranquilo, rico, pacifico… Ahora parece ofensiva enemiga,  con empujones, pisoteos, codazos, unos cuantos garabatos por aquí y por allá  (hasta peleas) que hace de tu viaje la cosa más desagradable que hay. Para colmo no falta el viejo degenerado que se aprovecha de la situación y te agarra el poto a diestra y siniestra con toqueteos varios, pasando de un dedo a la mano completa o restregándose contra ti. Asco.
Eso pasa en todas partes la verdad.
Una vez un tipo me dio flor de agarron en pleno centro de Santiago, un agarron tan bien dado que si hubiese sido el de turno, lo disfrutaba hasta el éxtasis. Pero como era un enano picante, me bajó toda la furia india, me dí vuelta emputecida a increparlo y al darse cuenta de lo que venía, salió corriendo en medio de la gente. Saqué toda la garra deportista escondida en lo más profundo de mi ser, aproveché que mis piernas son más largas que la del pitufo (que ya me llevaba ventaja) y lo seguí calle abajo, gritando despavorida, atrápenlo, atrápenlo. Para suerte mía y mala suerte de él, el tipejo se sacó la cresta a mitad de su carrera. A esta altura, ya se había juntado un montón de gente a ver el espectáculo. Lo mínimo que le dije fue maldito, los epítetos más fuertes fueron cuando saqué a relucir a su madre en todas sus formas (no utilizaré el lenguaje soez para explicarlo).  Y no conforme con eso, lo agarré a patadas aprovechando que estaba en el suelo. Qué se cree el muy patán? Por lo menos que le sirva de lección para que no lo vuelva a hacer.
En fin, les decía que el metro se llena demasiado. De un tiempo a esta parte, vengo encontrándome en la estación, con el mismo hombre todas las mañanas (si vieran lo rico que está). Al principio nada fuera de lo común, a lo más su típicas miraditas de cabros quinceañeros despertando a la sexualidad. Como ya estaba siendo diario el asunto de encontrarnos y tomar el mismo tren, a las miradas, se le sumaron lassonrisas. Pero,  como ya les dije que soy tímida (créanme o por lo menos fínjanlo) y al parecer él también, ninguno ha dicho ni pío. No sé como me volví tan pajarona que no me atrevo a decir  palabra alguna. Se acuerdan de la canción ochentera esa que decía: “Y yo te ví en un tren y no pude ni siquiera decir hola”, para que lo entiendan, algo así es.  
Cierta mañana, entramos (como se nos estaba haciendo costumbre) al mismo carro, y quienes estaban detrás, nos empujaron, quedando pegados el uno con el otro (entiéndase que él quedó detrás de mí). El pobre hombre, quedó tan poco equilibrado que no tuvo opción  que afirmarse del fierro pasando su brazo por mi cintura. Mientras yo, teniendo mis pompas a la altura de su pelvis (aquí pónganle el nombre que quieran al miembro masculino), y su brazo rodeándome, no me quedó de otra que regocijarme del  vaivén del viaje, deseando obviamente que el tren se moviera más de la cuenta.
Oh! Sorpresa!
No digo que el asunto me excite hasta el desmayo, no, si tampoco estoy necesitada, ustedes saben, cuando se te mete alguien en la cabeza, hasta conseguir lo que quieres probar no hay quien te lo saque. Y elemental, se disfruta que un cuerpo cuidado como el de este hombre, quede pegadito junto al tuyo.
Deportista el cabro y bien dotado (por lo que se siente).

Que tiene?
Acaso no tenemos que estar aguantando a esas parejas que se besan y toquetean con desparpajo y sin recato frente a nosotros, pasajeros pulcros y decentes? Una cosa es ser caliente y otra muy distinta es ser exhibicionista.

Si les toca uno como a mí, disfrútenlo, hay que aprovecharse de las situaciones que nos presenta la vida…pero huyan de los viejos verdes.

Igual, aquí es el punto donde analizo el entuerto y lo encuentro bastante fuera de regla. Creo que voy camino al vicio. Sobretodo porque el asunto se repitió. Lo  normal sería que ya hubiésemos hablado, después de todo, le presté mi retaguardia y él su delantera, pero nada... Será mudo? No queda de otra que tomar la iniciativa porque hacerme la  de las chacras no me queda. Entonces, preparo todo, me visto bella (y lo soy), memorizo unas palabras para decir cuando lo vea, me armó de valor, avanzo dispuesta a sacar siquiera su nombre, imaginando todo lo que vendría después... Sexo casual (no por nada me puse vestido, así es más fácil, lo saben). Y cuando llego a su lado, abren las puertas y los muy malditos apurones que no quieren llegar tarde a su pega, me empujan de tal forma que quedé en mitad de la multitud arriba del tren…y él abajo. Ni siquiera le alcancé a sonreír. Más encima me quedé con las ganas por la chita (léase, chucha, cresta, csm o lo que quieran) y a mí que me encantan las cucharitas.
Mejor así. Pienso. Buscando toda clase de excusas y tildando la situación como libertina y burda.
Quizás mañana sea el día.