lunes, 25 de julio de 2011

Eres tú, no yo

A veces, por intermitente porfía, con mucho gusto desearía dejar de lado todo indicio de civilización  buenas costumbres y demases y le daría un espectacular cachamal a fulanito. Sé que no soy la única a la que le pican las manos por hacerlo a su pareja o  amigo con ventaja, es más, creo que todas hemos deseado en algún punto de una relación,  a lo mero macho, escupirse la mano, levantarla y dejar caer con fuerza el “pape”.  Y es que ellos (al igual que nosotras) con su testarudez, sacan de quicio a cualquiera. Y esa actitud de yo no fui señor policía o con cara de qué hice ahora? , más ganas aún de darle aunque sea un chirlito (pero con saña).
Paciencia. La violencia no conduce a nada (salvo al desahogo de la furia).
Pero se han fijado que no entienden cuando dices no, cuando te niegas a algo e insisten? Y los muy aves simplemente lo hacen y ya. O será que  entre los hombre está tan sobrevalorado el concepto de que decimos que no y significa si y eso los motiva a  hacer lo contrario?
Es verdad, en ocasiones damos una respuesta que no es, entonces puede que sea evidente que ellos con nosotras, sigan la ley de lo inverso.
Si por ejemplo salen a comer juntos, te ofrecen lo que quieras pero tú te limitas a pedir ensalada, nada calórico le dices, es cosa de dieta. Al ver él como te devoras sus papas fritas, su cerebro de inmediato asume que tu no era un sí. Con qué cara los juzgamos entonces? Además hay algunas mujeres que se les pasa la mano creyendo que ellos adivinarán que su si es no y el no sí. Pero , hay ciertas cosas y tenemos unas cuantas manías que solo queremos que se respeten, por lo tanto,  cuando digo no, no es un sí, es un no. Suena enredado? Es facilísimo de entender. Para simplificar, no es no y punto. Y si me vienen con un sí a lo Arjona (me tinca que este tipo tiene un problema de entendimiento), cuando ya dije no, a cualquiera le baja el indio. Si hasta un pre-escolar, nota la diferencia y solo a ellos le podríamos permitir ese tipo de “errores”.
Entonces empiezas a cavilar:
Será que no soy lo suficientemente clara? Será que no toma en serio lo que digo? Será que tiene déficit y no nota la diferencia? Será que quiere llevarme la contraria o es porfiado? Será simplemente que es  pajarón?
Y ahí nacen las ganas de hacer lo que hacían nuestras santas madres cuando no entendíamos matemáticas y agotábamos su paciencia: un par de coscorrones, un palmetazo en la nuca, un tirón de orejas, de patillas, un chirlito o su buena paipa.
Así que por favor mujeres, limítense a dar una respuesta correcta y no estrujar el cerebro masculino esperando que haga lo que ustedes quiere pero le dicen lo contrario a sus intenciones…para qué? No tengo la más mínima idea de por qué razón se cae en ello. Y al final salimos perjudicadas, para variar gratuitamente y a causa nuestra (una vez más):

-          Todavía tienes ganas de ir a bailar, yo estoy un poco cansado y si nos acostamos temprano?
-          Ah, bueno ya, sí… (¿?)
-          Quieres ir? porque me hago el ánimo…
-          No no quiero. Sí ya, lo que digas está bien (Aquí pone tremendo caracho y voz de resignación. Qué le cuesta decir que si quiere salir?)


Seamos claras de una vez por todas, nada de mensajes subliminales o afirmaciones y/o negaciones a medias. Hay que decir las cosas con todas sus letras, si no, después nos encontraremos lidiando con hombres que no aceptan un  no como respuesta. O quizás en su fuero interno, están convencidos de que (por fin) nos leen el pensamiento y no es para nada agradable.

Resumiendo. Si no quiero salir hasta la madrugada,  quiero dormir un poco más, si quiero que se vaya después de, que utilice aceites en vez de escupitajos ( ok. a veces se aceptan), si lo que le digo quiero que  lo mantenga entre los dos, que no me llame cada 20 minutos, no quiero que me hablen como a una guagua,  no quiero cursilerías, etc. Por favor, no insista, déjeme dormir, váyase a su casa, use aceites, no hable cosas que no le corresponden, deje el teléfono tranquilo, pronuncie correctamente, no me compare con estrellas ni ramilletes de flores, etc.
No es no. Entiéndalo. Ya lo dice la historia del mundo: Agotada la paciencia no queda más que la violencia y a mí me pican las manos, mínimo por un cachamal.

sábado, 16 de julio de 2011

Mimetización de la especie

Una vez más, al habla con mi confidente del sexo opuesto. El que me aterriza y aconseja, el que me reta (con justa razón) cada vez que meto la pata y después se ríe de mí. El que le da una visión masculina  a las cosas y no va a andar con cuentos ni rodeos para decir lo que piensa, menos utilizará eufemismos para hacerlo. Creo que esa es una de las mejores partes, que te digan todo sin pelos en la lengua ni que utilicen frases rebuscadas. Un lenguaje simple y sobretodo sincero, se agradece.
No. No es como el comercial de Sprite (tu amigo te tiene ganas) ni por su parte ni por la mía así que lejos de lo que haya dicho antes, doy fe que la amistad entre un hombre y una mujer sí existe.
Creo que me he convertido en un machito, le confieso. Un marimacho quizás. Soy contraria a la regla. No sé, he crecido, veo las cosas desde otro punto de vista y  totalmente distinto al de hace años atrás (lo que me ha costado su buenas rabias y para qué negarlo, harta lágrima).
Será eso? Será que las experiencias vividas en realidad sí te hacen madurar?
O seré una cabrona? Una de esas feministas que nada le gusta, que no están conformes, que apoyan todo tipo de liberación en pro de la igualdad de los sexos?
Hay no. Iré en camino a eso?
Me cargan las frases empalagosas o que digan cada 20 segundos Te quiero. Prefiero las tallas en doble sentido (aunque no exageradas)
No llamo ni espero que me llamen todos los días a cada rato para saber como amaneció, que desayunó, que almorzó, si le fue bien en la pega, si se acuerda que existo, que hizo en tiempo libre, etc.
Detesto las preguntas: Me quieres? Que sientes por mí? Por qué no me habías llamado? Te importa esta relación? Hacía dónde vamos?
Si quiere salir con los amigos, ok, si se pasa de copas o llega tarde, bueno, todos lo hacemos de vez en cuando. Si se va el fin de semana de paseo con los del fútbol, de acuerdo, necesita esparcimiento (y yo también. Pero si llega con amigos ebrios a la casa lo mando a la chucha)
Me carga dar explicaciones y que me las den a menos que el cagazo sea grande.
Contadas veces digo te quiero y cuando lo hago espero que lo memoricen porque no lo repito seguido. Insisto, me carga que me lo pregunten.
No me gustan los apodos en diminutivo: cosita, gordita, perrita, chanchita y nada de la fauna que termine en ita  si su significado no está justificado por alguna anécdota. Menos los alusivos a infantes: Guagüi, guagua, bebé, baby, mi niña, chiquitita, etc (que flayte).
Tengo vida propia y no la dejo de lado para correr a los brazos del chiquillo que solicita mi presencia  o compañía. Que espere a que termine mis asuntos. Frialdad? No. Es más que un derecho y un deber el preocuparme de mi. Me revuelven el estómago  los macabeos (aquí casi le digo incluyéndote) y si me siento controlada enloquezco.
Que el de turno no insista en que me guste su grupo favorito aunque lleve 30 años de trayectoria artística, si no me gustó antes no me gustará ahora solo porque salgo con él. Sus intereses y preferencias no son los míos.
Lo aseguro, me he vuelto un macho.

-No es eso. Quizás no te has enamorado.
-Falso y lo sabes. La diferencia entre el ayer y hoy, es que ahora me quiero. No me dejo de lado ni cambio gustos  y menos pongo a alguien antes de mí. Para qué gastar tiempo esperando que llame si hay vida  y un montón de cosas por disfrutar?
- Quizás después cambies de parecer. Para que estamos con cosas, todas las mujeres esperan algún piropo para ser sumado a su ego. Por otro lado cuando le das el número a algún tipo, esperas a que te llame… suele ocurrir.
-  Es cierto. Pero en mi caso no es necesario. Te das cuenta que he invertido los papeles?
No sé. Seré relajada?
-Si lo eres. Dicen que en la confianza está el peligro. Aunque creo que tu actitud es pasajera.
- Es probable. Pero es que acaso debo comportarme como histérica?
-No webees. Nada peor que una loca de patio. Sigue así, pero cuando empieces a pasarlo mal, termina.

Toda la razón.

-Y tú qué tal?
-Adolorido. Tuve una noche de sexo increíble…

Creo que está conversación se pondrá interesante.





viernes, 1 de julio de 2011

Quién dijo manipuladora?

Nosotras en nuestro tránsito por la vida, tenemos una añeja manía que solemos inyectar sin previa advertencia cual virus en un cuerpo indefenso y así utilizarla (en todo ámbito) para nuestra conveniencia. Heredada de nuestras antecesoras, pasando de generación en generación a través de los años, ha ido viciando las relaciones y el trato con el sexo opuesto porque mediante ella, nacen más y más gérmenes. He aquí: La culpa. No. No es esa que restregamos a la cara apuntando con un dedo acusador. Es aquella donde resaltamos todo lo positivo que hacemos en pos de una relación y lo magnificamos sin perder el más mínimo detalle, quedando los esfuerzos del otro un poquitin disminuidos.
Sembrada la culpa, ejercitamos las neuronas pensando  en cómo podemos manipular, conseguir eso que tanto estamos esperando, hacer que dure un tiempo, manejar las situaciones a nuestro antojo, jugar un poco con el cerebro masculino y para esto tenemos un nuevo rol que ejercer: Víctimas.
Sumada la culpa al papel de víctimas, solo nos queda agregar el último pero no menos importante ingrediente, ese que deja perplejo hasta al más duro de los duros y el cual, por gracia divina nos sale facilito: El llanto. Aunque sea una lagrimita pequeña, si solo se te llenan los ojos y no cae, no importa, igual sirve. Y Voilà! Gracias a esas emociones, tenemos un arma absolutamente poderosa (Culpa, víctimas, llanto=CVL).
No es para sorprenderse. Biológicamente estamos “justificadas” por la naturaleza puesto que (aquí tome nota y aprenda) el hemisferio derecho del cerebro del hombre, está más desarrollado que el nuestro, lo que nos hace más emocionales y a ellos más analíticos. Entonces, quien dice que no podemos sacar provecho de eso?
No mal entienda las cosas. El sexo no es un premio que el hombre debe “ganar” o algo que nosotras ofrecemos como  “regalo”, no pues, regalo sería un strip tease al estilo de nueve semanas y media. Si no quieres sexo, no lo hagas, si quieres, no te aguantes por caprichos a veces bastante tontos que fulanito no cumplió (no llamó, se demoró más en llegar, se le olvidó comprar tu encargo, etc.). En el fondo lo que haces con eso, es postergar  deseos propios, privarte, ya sea de caricias varias, arrumacos y demostraciones de amor y a cambio, tienes un mal rato y quedas sujeta por ti misma a esos malos tratos que ni siquiera identificas como tales. Tampoco se trata de minimizar lo que sientes, simplemente crea un filtro y analiza lo que es importante y lo que vale la pena discutir  y no te compliques por pequeñeces. Como ya he dicho antes, comunicación.
Continuando con el tema, por ser tan emocionales, oportunidad que tenemos, solemos plantear las cosas que nos preocupan, lo que nos molesta o lo que esperamos de la pareja, pero a veces terminamos discutiendo a grito pelao defendiendo ideas y puntos de vista, subiendo el tono y diciendo cosas que después fijo te arrepientes de haberlas dicho. Calma. Piensa. No reproches y después de eso, habla.

Por otro lado, también a nuestro favor podemos utilizar las manías de algunos hombres. Siempre quieren solucionar nuestros problemas, ayudarnos, contenernos, como una especie de  héroe al rescate o un súper macho en acción…somos tan vulnerables, débiles, necesitamos un pilar en que apoyarnos…dejemos que lo sigan creyendo…

La maca me decía hace unos días  que estaba feliz después de un fin de semana de lujo que pasó con su cuasi marido. Al preguntar qué hizo para que eso sucediera, me sonrió y dijo: El secreto de la abuela.
“Con tres hijos, es difícil que quede tiempo libre para mi misma, llena de quehaceres cotidianos, el manejo de una casa, las tareas de los niños, el trabajo de medio tiempo, etc., estaban haciendo que colapsara y no me sentía muy apoyada. Ya antes le había reclamado a él, el poco compromiso de su parte y lo que conseguí fue recriminaciones varias, un estruendoso portazo y el pelo opaco por días. Pero ahora, lo pensé antes y simplemente aterricé y le dije cebolleramente: Necesito un descanso. Siento que la vida se me está yendo de las manos y no lo estoy disfrutando, no tengo fuerzas ni ánimos y juro que pongo todo de mi parte, doy todo de mi misma, estoy ahí cada vez que me necesitan, los niños, tú…trato en lo posible de estar  presente pero siento que me desmorono…y el llanto desconsolado”.
Entonces me mira fijo y tuerce la boca en una rara forma de sonrisa...o tal vez era satisfacción, no logré identificar bien su gesto (tampoco me iba a poner a analizarlo).
Se puede más con melodrama que con histeria, me dice. Increíble pero cierto, porque el resultado fué compromiso de  viajes de descanso y ayuda periódica.

Suena maquiavélico es verdad, pero funciona. Y es que ellos son taaaaan básicos. Pero ojo, no es para que CVL se haga un vicio, si al final de cuentas cualquier cosa desmedida, termina por aburrir y ya sabemos que la paciencia no es una de las virtudes masculinas, a menos claro, que se haya topado con un mamón de aquellos que solo saben decir sí mi amor (Que fome), si no es así, no nos queda de otra que utilizar los viejos trucos las sabias matriarcas.
 Al final de cuentas tienen su coranzoncito y aunque lo nieguen de rodillas, ellos sí creen el cuento del príncipe azúl y por dos razones tratan de mantener la paz de su princesa afligida. Una como ya dije,  porque se creen super macho todopoderoso y la otra porque claramente nos volvemos insoportables.
Ustedes eligen que hacer. Lo que es yo, preparando el llanto... necesito botas nuevas.