martes, 31 de mayo de 2011

Lo hago, no lo hago, lo hago, no lo hago

Debí hacerle caso a mi horóscopo. Esto de los amigos con ventaja en ocasiones (cuando empiezan a confundir las cosas), son algo más que un dolor de cabeza. Así que por causa del individuo (huy que nos encanta culpar a los demás)  ando con el cortisol por las nubes, lo que me está provocando un humor de la puta madre. Y claro, Tauro me lo advirtió: “Hombre con síntoma de pertenencia la rodea. Aléjese”.

Nosotras las mujeres, que solemos enredarnos demasiado con la culpa (y con cualquier tipo de emociones), estamos tomando más control sobre nosotras mismas y sobre lo que deseamos. Estamos dejando de lado las aspiraciones poco realistas con respecto a la pareja, viendo el tema “normal” y no idealizándolo al pensar en la exclusividad y cero rollo de por medio. Touch and go. Pero algunas veces, mientras buscamos pasarlo bien un rato, sin interponer ni una pizca de sentimiento, nos sale el tiro por la culata.  

Analizo la situación.

Es bien sabido que a los machos no les gusta o no les nace hablar de amor ni sus derivados. Raro, muy raro que lo hagan. Quizás porque los pone nervioso descubrir que alguien tiene cierto “dominio” en ellos, o  creen que admitirlo sería aceptar que tienen un grado de dependencia, de apego o de pérdida de libertad. Y algunas mujeres se desesperan pensando que él solo la busca  para la cama y los menesteres sexuales (disfrútelo por favor) sin un “compromiso” de por medio, sintiéndose  utilizadas, desvaloradas, poco queridas y cuanta cosa pase por esa cabeza,  alimentando así, inseguridad en una relación. Y la verdad es que es cierto, hay muchos de esos que  solo se quieren encamar (insisto, disfrútelo), pero la gran mayoría, les cuesta  encontrar las palabras precisas  para expresar lo que tienen dentro. A los amigos por ejemplo, cuando andan “conversadores”  la mayor información que logras sacar es un “me siento bien con ella” o un “me gusta esta mina”,  pero de sentimientos, nada, hasta una montonera de tiempo después... lo que por alguna razón estoy recién empezando a comprender.

Respiro profundo y enciendo un cigarro.

Cuando piensas en tu o tus amigos con ventaja (las que lo poseen), lo haces con nula expectativa de evolución de lo que ya tienen. Lo más destacable es babosearte por su “mano lenta” (mi caso), porque obvio, si lo tienes para eso, es porque el tipo tira rico y te gusta repetir la experiencia. Pero de ahí a sentir las cosquillitas en la panza o querer mutar a algo más “serio” y convertirlo en el formal, es muuuuuy distinto. 
Por eso, es importante aclarar desde el principio el tema y negarse rotundamente ante cualquier indicio de cambio. Yo lo advertí: Todo el cuerpo, nada de alma. Y funciona, o más bien funcionaba.

Sentimiento paralizado

Hacerlo solo por tener ganas es algo impagable. No hay responsabilidades de por medio, no hay demostración de amor ni “obligaciones”, ni esperas llamados ni debes llamar. Simplemente te das el derecho que tienes de disfrutar tu sexualidad.  Pero si te llegas a enamorar, el precio puede ser demasiado alto. Es como cuando te tiras a tu ex sintiendo algo todavía. Lo pasas bien, es cierto, quizás el amor que te queda, te lanzan a los brazos de aquel que has tratado de olvidar. Es genial, lo sientes, te sonríes, pero al día siguiente   todo se vuelve deprimente, y por qué? Porque pusiste tus sentimientos en bandeja y te das cuenta que no avanzas, que has retrocedido, que nada vuelve el tiempo atrás y que duele. Como dice Sui generis: “Y descubrís que amor es más que una noche y juntos ver amanecer”.  Mejor alejarse hasta que las heridas hayan sanado. Es lo mismo con el amigo; no debes ignorar las consecuencias.


Por él…por una misma

Seria, casi impresionada.
Un te amo no es cualquier cosa, menos viniendo de los labios de un hombre. Y es aquí donde vuelve la culpa…una aprende a tener cariño después de las experiencias, después de intimar y compartir conversaciones triviales, después de mostrarnos tal cual somos. Mantienes ese lazo de amistad que no se pierde por una sesión (increíble) de sexo, pero chucha… me ama… las cosas cambian y lo que me espera es una infinidad de explicaciones y buscar formulas para decir No más.
Qué hay que hacer entonces? Disfrutarlo o no?  No pues. Ya estaríamos jugando con el tipo, no importa si es mayorcito y sabe lo que hace y donde le aprieta el zapato, cuando hay amor de por medio, queda vulnerable, lo único que conseguiremos es lastimar y eso indudablemente nos pasará la cuenta. Así que para que el cabro no sufra (lo más probable es que ya esté sufriendo) y a una no se le devuelva el daño que podemos ocasionar, tome inmediatamente medidas para que eso no siga, si tampoco es cosa de que seamos unas zorras insensibles
(Pucha que sería fácil si pudiéramos elegir)

El problema actual, es que el chiquillo me llena de mensajes, algunos bastante sugerentes, lo que me tiene casi famélica y la carne es débil. Sobre todo con este, que no solo me derrite la forma que tiene de besar, es bueno en toda posición; dicho de otro modo, como lo ponga funciona. 
Creo que en cualquier momento la tentación termina por convencerme. Quizás sea bueno cerrar el capítulo. Quizás no.
Me siento entre la cama y la pared…no sé…

En una de esas, una última vez, no hace daño a nadie.






viernes, 27 de mayo de 2011

Le saco la sal?

Andaba yo un día, medio entonada con el aire citadino y bohemio, casi arriba del balón la verdad, en uno de esos bares, como tantos de ciudad, cuando me encontré con una muy querida amiga (regia la yegua).Después del saludo y abrazo de rigor, le pregunto mostrando mi bella sonrisa:
Y cómo has estado?

-          “aquí poh, pasando penas, después de la media embarrá que quedó hoy con el Gonza, no me queda de otra que alcoholizarme…me sacó de mis casillas ”

Ahí paré las antenas porque ese chiquillo es un pan de Dios, me negué casi instantáneamente a pensar que pudo haber hecho algo fuera de lo habitual.
Y siguió…

“De partida es un impuntual, no se preocupa en lo más mínimo por los esfuerzos que he dedicado a esta relación, claro, como él se hace el bueno, cree que todo el mundo tiene que aceptar sus actitudes, y no solo eso, no piensa en mí, ni en el tiempo que lo esperé pudiendo pasar cualquier cosa, y si me asaltaban? Le dije que ya estaba cansada de ser la última en la lista de sus prioridades, siempre tiene algo más importante que hacer y dónde quedo yo? Dime. Dónde?”

Con las pepas abiertas, imaginando la triste y larga espera, lo único que atino a decir es: Que lata y cuánto rato estuviste esperando?

-Diez minutos!!! Imagínate.

 Yo, que soy una impuntual por naturaleza,  al escuchar la cantidad de tiempo, casi me da un ataque de risa.

 Weona, anday con la regla?

Efectivamente… y me dio pie para pensar.

Nadie en la faz de la tierra ha sido capaz de descubrir la fórmula correcta para llegar a entender a nosotras las mujeres.
Años de investigación, publicaciones de textos, libros, estudios, manuales completos de psicología femenina, autoayuda y un cúmulo de reportajes y teorías psiquiatricas al más puro estilo Freudiano, no han bastado para  hallar la “solución” a tan interesante (obvio) y difícil ecuación. Más difícil aún  en “esos días”.
A raíz de ello, somos blanco de críticas, de burlas, bromas,  pelambres varios e insensibilidad masculina. Incluso los antiguos “sabios” tildaron a la mujer de “impura” mientras duraba el ciclo. Injusticia y discriminación.
Pero admitamos, solemos comportarnos como un verdadero cacho. No por nada la publicidad en la  TV de los productos para el SPM nos describe tan bien. Lloramos a mares hasta por lo más insignificante, estamos inconformes con todo, con la ropa, nuestra apariencia, con las opiniones de los demás, por el día que amaneció nublado, por nuestro trabajo, los compañeros, etc. Nos enojamos descomunalmente por cosas ínfimas  y en fracción de segundos, ya estamos riéndonos otra vez (eso demuestra lo frágil que es la psiquis femenina). Para rematar, nos da rabia que el chiquillo no nos entienda ni sepa lo que queremos, como si no nos apoyara, lo encontramos inmaduro, poco comprometido, que no se cuadra  con nosotras y empezamos con una seguidilla de reproches cual madre a su hijo cuando se ha mandado una cagá, pillándolo desprevenido y sin oportunidad de defenderse, de atinar a decir algo, porque claro, como no es tonto, en una de esas lo que diga, quizás sea peor…No es adivino!.
El pobre hombre paga los platos rotos por nuestro estado ciclotímico, soportando además, la típica frase dicha entre moco y lágrimas,  con un melodrama digno de un Oscar: “No me quieres”.

Algunas ya hemos aprendido a manejar un poco más el tema, pero sigue siendo complejo y es que no solo lidiamos con los cambios nosotras mismas, arrastramos a todos con ellos. A saber: El cuerpo se hincha, las pechugas y útero duelen, salen espinillas, flujo vaginal (lo que para algunos entorpece el sexo), calambres abdominales, nos da una ansiedad tremenda y comemos como si se fuera a acabar el abastecimiento mundial, batallamos con los cambios de ánimo, nos da rabia o pena todo lo que pase a nuestro alrededor, nos sentimos confundidas…sale todo nuestro lado bipolar, y en esas instancias, somos tan poco claras, que terminamos retorciendo los sesos de los hombres…
…..Créanlo, nosotras también navegamos a oscuras. Aunque igual, a estos cabros no les cuesta nada subirnos un poco la autoestima un par de días al mes, quizás con un piropo mínimo. Un te ves bella, bastaría para bajar el nivel de estrés que causa el desorden hormonal. Porque sepan, mente, cuerpo y espíritu, quedan totalmente desconectados!.  Más encima, parecemos viejas decrepitas, tomando agüita de manzanilla, poniéndonos guateros en la panza y comprando todo tipo de productos para el periodo menstrual sin siquiera coquetear con el farmacéutico!. No hay ánimo para eso.
Pero ojo, si la cosa no es por  sintomatología de aquellos días y es algo  bastante frecuente, por favor, por el bien de la humanidad y de aquellos hombre buenos y fieles (los hay aún) váyase directo a consultar al  psiquiatra y que le hagan una mantención porque algo debe estar fallando en su cabecita. Y si no quiere eso, deje libre al chiquillo para que conozca a alguien cuerdo y haga todos sus esfuerzos por emparejarse a un ingeniero calculista o a un vidente. En una de esas, él sabrá como manejarla o anticiparse a sus episodios. Mientras, trate de contar hasta el millón si es necesario, antes de decir o hacer algo de lo que después se arrepienta.

domingo, 22 de mayo de 2011

Que el jurado delibere

Si hay algo que me mata la pasión hasta hacer revolver mi tripa, es un hombre que se cree el hoyo del queque, arrogante en su máxima expresión, informado, educado, erudito, culto, etc. pero que en un desliz destruye sin piedad el idioma español.
No hablo de los que utilizan el garabato en su lenguaje cotidiano, yo también lo hago y la verdad es que me gusta, ni de los que utilizan frases creadas en nuestra larga y angosta tierra (léase chilenismos o coa), esos hasta me hacen reír con las ideas que quieren exponer y las expresan con dichos ya tan habituales y que todos utilizamos (“El día del pico, echar la foca, penquearse, ponerle fianza, el poto a dos manos, macoña, etc.) No hablo de ellos, hablo de una estirpe más pretenciosa, cuyo nutriente fundamental es leer EMOL (los titulares) para mantenerse “informados”, porque ya saben, es El Mercurio, ningún otro medio de información es válido, hay que leer calidad señores! No ande aceptando por ahí el Publimetro, la Hora o comprando La Cuarta o Lun, y ni ver a Consuelo y Amaro en el noticiero central, no pues, eso lo hace el “resto” de la gente, los menos académicos, los rotos. Así aprenderá cifras, porcentajes, se enterará de cómo avanza o retrocede el país y como el cabro este, se formará una opinión clara y precisa del acontecer diario (pero oh casualidad, es exactamente lo que escribió el periodista). Se jactan de educados, de instruidos y miran al resto del hombro hacia abajo o de frentón roteando o tildándolos flaytes o resentidos, porque claro, ellos son superiores, lo mejor de lo mejor, la créme de la créme, y no hacen más que repetir lo que leen. Me hace recordar la frase del célebre tema de Los Prisioneros: “y solo eres una mierda buena onda”.
Para demostrar su aprendizaje en el idioma extranjero, no hacen nada peor que combinar español con inglés. Por favor una de dos, o dice la frase completa en inglés o de lleno la dice en español. Pero no diga por ejemplo: mi love, compré unas flowers hermosas, el día está beautiful, etc. O se han fijado en esos que “sin querer” ponen antes y después de cada oración el te, le, me, lo, la (habitual de huasos y huasas de nuestro campo Chileno) Me están entendiéndome?. Si te gusta un poco, soportas estoica la forma que tiene de referirse a ciertas cosas, al principio lo puedes encontrar hasta tiernucho, pero pasado un tiempo, si la cuestión no es cosa de equivocarse y es frecuente, dan ganas de ahorcar a fulano por no decir todo en forma correcta. Y no es que esté discriminando, pero ubíquense, para qué mostrar algo que no es y que no se tiene?. La conclusión a la que una llega es que es poco cerebro y mucho arribismo.

Por ejemplo, estás de lo más entretenida con el chiquillo en cuestión, él, amablemente te pregunta si tienes hambre. Con tu mejor cara de deleite por la preocupación que manifiesta por tu apetito (o talvez pensado cosas como “Y este que chucha le pasa”?), le dices que sí.
Quieres comer picsa?
Bofetada
Pizza, mi amor (o cualquier cosa amorosa que se te ocurra), se dice pizza. Lo enmiendas con cara risueña por el error, obviamente disimulando tu desconcierto…
Y piensas…que rico como se disfrutan esos momentos de intimidad no sexual, de vida de pareja, de compartir lo que son…conectarse en cosas tan habituales, pero tan llenas de la vida misma…Estás pasmada en tus pensamientos hasta que él dice: Que rica estaba la picsa.
Espanto. Ya le dijiste que no se pronuncia así, no te queda de otra que morder tu lengua y comenzar la pelea imaginaria en extrema violencia, abofetearlo y decir, entiende!
Quizás, estemos avanzando en esta relación, cavilas mamonamente (así somos).Es la primera vez que te invita algo, te sientes halagada…Tan considerado que está hoy, tal vez quiera encaminar las cosas. Andaré con el vestido de novia en la cartera?

Quieres más picsa?

Aquí, se me desfigura el rostro, y estoy a punto de darme cabezazos contra la pared, o mejor, agarrar la cabeza del hombre y azotarlo a él. Por qué este chiquillo (en realidad estoy pensando adjetivos poco dignos de reproducir) no entiende? Tendrá Déficit atencional? No se supone que es ilustrado? Lo habrá aprendido de El mercurio?
Por tercera vez dejas pasar el inconveniente. Te relajas. Típico que piensas que es una manía tuya, que el problema está en ti por ser tan intransigente (tan buenas que somos), lo importante es la actitud poco habitual que ha tenido. Prefieres aprovechar el momento.

Podríamos salir a caminar un rato. Me estoy sintiéndome algo encerrado.
Lo estará haciendo con conocimiento de causa solo para molestar?
Y si le pego un sartenazo y hago desaparecer las pruebas?
Acaso piensa que después de sus discursos de cultura -que parecían manual aprendido-(aunque una igual cae con estos jetones), de conocimientos, de arrogancia, soportaré que hable desagradablemente?
Le digo: La verdad es que tengo cosas que hacer, te acuerdas que te conté? No? Bueno, tengo eso pendiente.

Entonces mi darling nos vemos tomorrow.

Y dale.
Me voy tranquilita sin mirar atrás antes de escuchar algo más y agotar mi paciencia, porque si la agota, igual podría golpearlo, total, no hay testigos.

Tal vez (solo talvez) sea una manía. Pero díganme…acaso no les molesta?
Y si un fulano con la mejor voz de galán de porno les dijera: Te lo quiero ponértelo? Noooooooo que atroz. Se aceptan hediondos (porque lo son), que se rasquen las bolas las veces que quieran delante de ti, que jamás tengan la culpa de nada, y hasta que se tiren peos y eructen como condenados. Pero mínimo, si quieren aparentar algo, que hablen bien!
Se los digo, para mí, es un ataque bochornoso a la integridad de nuestro idioma. El tema simplemente me colaCsa.

lunes, 2 de mayo de 2011

Esas "extrañas" reacciones...

No se hagan las de las chacras.
Hombres y mujeres tenemos un nocivo gen que hace convertirnos en lo más rastreras, ridículas y patéticas que hay (al menos una vez en la vida), cuando el ser que amamos sea hombre o mujer (no estamos para ser prejuiciosas) nos abandona.
Despecho le llamamos socialmente, aunque esa palabra parece más un bien un eufemismo comparado con lo que somos capaces de hacer  por recuperar un amor (o por venganza). Yo lo llamaría  psicosis. Ese es el precio que tienen que pagar algunos pobres individuos por su indiferencia. Y es que reconozcámoslo, no solemos soltar fácilmente a quien queremos, no lo dejamos ir y nos negamos a que se acabó y el proceso para algunas es tan triste, como para otras es dramático. En este último caso, tenemos la osadía de hacer pasar ratos muy desagradables a mengano solo con la esperanza de tenerlo de regreso. Llegamos a ser catalogadas como locas y no es para menos si nos comportamos como tal.
Dentro de toda esa locura, están las incesantes llamadas telefónicas, seguirlos a diestra y siniestra sin medir consecuencias y oh, casualidad, nos topamos con ellos. Algunas se hacen amiguis de su madre y van corriendo a contar a ella lo que ha pasado con su hijo, se hacen presentes en cualquier evento en el que saben que estará,  comportándose de forma poco habitual, por decir algo. Lo esperan a la salida del trabajo, es más, les mandan regalitos a la pega, ya sea, chocolate, perfumes, cosas de su interés y hasta cuestiones innecesarias como peluches, todo al borde de lo incómodo. Y en las típicas borracheras, hay que alejar por completo el celular de la amiga o de una misma, para no caer en la tentación de llamarlo a las tres de la mañana con un  estado etílico indescriptible para decir lo mucho que aún lo queremos o bien recriminar lo maricón que es al habernos dejado. Como en el caso de una amiga (reservaré el nombre) llamarlo para decir lo bien que lo está pasando acostada con uno de sus amigos y no conforme con eso, enrostrar que la anatomía de él es mucho más “amplia” que la suya. Algunas son tan poco dignas que en un encuentro de una noche con el ex, conscientemente se embarazan, ya sea por venganza, tenerlo de vuelta o comprometido de por vida, o por sacarles plata con la pensión alimenticia (no hay nada más vulgar que ser motivada por el dinero),etc. El colmo. Mejor, dar un pasito al lado y como dice el dicho: “Aprende a dar tu ausencia a quien no aprecia tu presencia”. Y es bien cierto, menos a quien no aprecia a un hijo, que en algunos casos (solo algunos) llegó inesperadamente. Como dicen en mi familia: Es fácil ser padre, porque padres hay por montones, lo difícil y lo que diferencia a un verdadero hombre de otro, es ser papá. Pero hay que estar muy  loca-desesperada-despechada  y con una disfunción mental tremenda para embarazarse a sabiendas que es para siempre.
En cierta medida, no estamos acostumbrados al rechazo, salvo cuando queremos terminar una relación, nos ponemos en el lugar de quien termina con nosotros. Debiéramos por lo menos cambiar las frases típicas del itinerario para el final de la relación: “No eres tú soy yo”, “estoy confundido” o la frase para el bronce “Quizás después me arrepienta pero es necesario” o la que utilizaron  conmigo y que yo ocupé muchos años antes “Quizás en un futuro estemos juntos”…patético. La verdad es que no siempre encuentras las palabras exactas o no quieres ser demasiado directa y decir simplemente ya no me gustas o ya no te quiero, no solemos ser crueles porque el individuo también tiene su corazoncito. Y siempre se deja en claro (mayoritariamente no es cierto): No. No hay otra persona. A veces es verdad. No quieres enfrascarte en una relación, quieres pasarlo bien, vivir aventuras, recorrer un poco antes de estar de lleno en un  “compromiso” que te  quitará tiempo, con el cual dejas, queriendo o no, de hacer lo que habitualmente haces. Por eso es común escuchar decir a tus amigas  que no tienes espacio para ellas o que estás alejada desde que fulanito entró a tu vida. Cambias tu rutina en pro de una relación seria. Error.
Volviendo a lo anterior, tenemos un montón de pretextos para buscarlo, ya sea la camisa que se le quedó en nuestra casa, el dinero que le prestamos o nos prestó, el dato que tenía de aquella tienda con rebajas, la preocupación por el familiar enfermo y cuanta cosa se nos pueda ocurrir, porque se tiene la creencia equivocada de que si te haces presente, volverá.
Lamentablemente, es cierto, nadie evoluciona sin haber vivido la experiencia, independiente de si es con autorreproches y lloriqueando por los rincones, alejándose completamente para volver a empezar (que es lo ideal) o comportándose como psicótica. Quizás sea un camino necesario, pero tenemos derecho a darnos la oportunidad, a mostrar dignidad ante todo, hacernos valer, porque somos tremendamente valiosas. Así que lo mejor, si el asunto se acabó, es renunciar al ex, no buscarlo, para qué hacerlo? Es una enorme pérdida de tiempo, de energía. Puedes tener mucha pena por una relación rota, pero sigues teniendo cerebro, el corazón no se ha movido de sitio y tarde o temprano volverás a amar. Al final de cuentas hay que entender que el mundo está lleno de hombres y obvio... lo mejor está por venir.