jueves, 10 de mayo de 2012

Que si, que no, que nunca te decides


Nosotras, gremio femenino, con la madurez que nos caracteriza (sí, a veces gracias) hemos aprendido a admitir que somos difíciles  de entender, de complacer, maníacas, bipolares, a decir que queremos algo en específico y terminar con hacer todo lo contrario, etc. y con ello, también aprendimos a aceptar las constantes bromas que nos hacen.  Es cierto de esa tendencia que tenemos de decir que preferimos a un hombre con un sinfín de cualidades, que sepa escuchar, honesto, que nos entienda, que sea atento, que nos llame seguido, que le gusten los niños, además de que sea guapito y una lista interminable de cosas “buenitas”. Alguien que a  los ojos de toda mamá, sea “políticamente correcto”. Pero por alguna “extraña razón” nos interesan más los pasteles. Esos minos alocados que andan con una y otra, que no sientan cabeza, el soltero codiciado, el bueno para el carrete, el que no nos pesca, el que creemos que nosotras mágicamente podemos cambiar y hasta el casado!. Es realmente ridículo, por decirlo de algún modo, siquiera pensar que un tipo X que sea adicto  a las drogas (por ejemplo) dejará el vicio de la noche a la mañana porque apareciste tú en su vida o que le sea fácil dejar a su esposa e hijos porque se dio cuenta que “no funcionaba” y la nueva elegida obviamnte eres tú. O peor, pensamos que podemos “convertir” a un hombre ultra mino pero que es un gay declarado. No. Los procesos son más largos y más dolorosos de lo que pensamos y lamentablemente tenemos una tendencia casi destructiva de seguir un patrón nada favorable para nosotras.
Por qué lo hacemos? Hay muchas respuestas psicológicas para ello, pero no daré la lata porque no soy experta y no diré que la raíz se centra en una falta de amor en tu infancia o la falta de apoyo emocional o una extraña patología que guarda tu subconsciente o alguna cuestión freudiana. Más bien, veámoslo de un punto de vista más generalizado: Nos encantan los desafíos, nos gusta ser winner, levantamos el mino por una cuestión de egos y poder, aún creemos en cuentos de hadas (me incluyo), imaginamos que somos Campanita y que nuestra vagina tiene fluidos con polvos mágicos y que podremos retener o convertir a quien se nos plazca,etc.
Hay que aterrizar  por varias razones y la principal, es prevenir un dolor innecesario. Y como siempre lo he hecho, lo digo por experiencia, mías y otras muy cercanas.
Sí, también tengo amigas que han estado  con un hombre casado. Mal enfoque de prioridades?, La pilló volando bajo?, Una una maldita destructora de hogares? La conciencia la hizo pebre? Ninguna de las anteriores.
Se han fijado que a los hombres les sorprende nuestra ambigüedad frente a cosas tan simples? Lo realmente sorprendente es que algunos de ellos se asombren aún de que una mujer busque sexo solo por placer y no con amor. Eso es cuento viejo.
Mal enfoque de prioridades? No. Simplemente era pasarlo bien sin ningún tipo de ataduras, como amigo con ventaja o touch and go.
La pilló volando bajo? No justificaría un acto culpando a un estado anímico.
Una maldita destructora de hogares? No.
La conciencia la hizo pebre? No. No tiene ni tuvo ningún contacto con ella, no la conocía, no le unía nada, ni afectos, ni amistad, era una desconocida y ella no le estaba haciendo daño, de haber un culpable acá, es su marido y no lo digo para justificar al contario, si no era ella, pudo haber sido cualquiera.
Cuál fue el problema entonces? Que en un momento dado se dió cuenta que era la otra, la segundona, el reemplazo, la que se quedaba esperando y la que se acomodaba a sus tiempos y no a los propios y francamente eso la (nos) hizo vomitar. Menos de un mes duró el idilio.
Muy distinto es cuando te enamoras (o crees estar enamorada) de un hombre que tiene una pierna depilada como dueña. Antes de que eso suceda, mejor te alejas rapidito. Y eso, porque pueden pasar dos cosas: la primera, es sufrir montones habiendo tanto hombre de donde elegir y la segunda es idem. Si resultó ser que el tipo se enamoró también de ti, pasarán meses antes de que se decida dejar todo atrás para quedarse contigo y mientras eso pase, en el proceso, él seguirá estando con su esposa, durmiendo con ella, teniendo sexo con ella, compartiendo el día a día y las rutinas, y tú estarás pasándote un montón de rollos y conformándote solo con esperar a que dé el paso definitivo y honestamente no lo vale.
Qué tiene de malo el cabro soltero, de bajo perfil, que lo da todo por ti, que quizás no es un bombom pero que te quiere?
Y qué pasa con el tipo soltero, que te quiere, que también amas, pero que tiene ciertas “cosas” que no te gustan? De igual modo, pensamos en cambiarlo. Y es que hay algo que no todas entendemos y las que sí, lo hacemos un poquitín tarde. No logramos darnos cuenta que el amor no es una fusión de dos personas (no hablo del acto físico) si no, de dos individuos amándose pero distintos, con necesidades, gustos, actitudes, reacciones diferentes y que el mito de la media naranja NO EXISTE. Si lo comprendiéramos, sabríamos a ciencia cierta como crecer, como alimentar una relación sin exigencias individualistas. Ver a la pareja como un complemento no como una fusión. Simplemente respetarse. Y para eso, hay mucho de donde elegir. Cambia el patrón de pasteles que tienes en tu lista, si no, no me sorprendería (por ejemplo) que visitaras la página de Conace buscando consejos o ayuda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario