miércoles, 7 de marzo de 2012

Si la montaña no viene a ti....

Una relación muere por distintos y muy variados motivos .  Científicamente, se dice que el enamoramiento es una etapa que dura alrededor de ocho meses, un estado emocional en que pensamos que nuestra pareja es quien siempre estuvimos esperando y en que las hormonas junto con neurotransmisores  y sustancias químicas, juegan un papel fundamental para ello. El  entusiasmo se acaba cuando surge alguna desilusión y nos damos cuenta de que lo que tenemos no es lo que esperábamos  y aunque nos cueste creer en  que el tema es de dos (siempre pensamos que hay un culpable que gatilla todo) es cierto.  Esto es la parte “científica”
El problema real, a mi parecer, son las expectativas que nos formamos nosotras y las mujeres somos tan enrolladas que nos las formamos por todo. Entonces al momento de los quiubo terminamos desencantadas.
Que revés!!
Necesitaba salir con alguien que me hiciera pensar, con quien llevar un ritmo de conversación adecuado a nuestros tiempos, actualidad nacional e internacional, quien entendiera mis términos, mis tallas, y no se impresionara con el doble sentido que le doy a las cosas, alguien que no tendría que explicar a qué me refería con determinadas frases,  con quien tener una conversación fluida con respeto de concepto e ideologías, soltero obvio,  y no un energúmeno  machista o ignorante que me habían tocado el último tiempo (andaba con un imán para atraer mediocres) . Y entonces, apareció el mijito más rico que he visto en mi vida. En realidad, es el mijito que vengo vitrineando hace mucho.  Tiene todo lo que buscaba, buena pinta, buen porte,  hermosa sonrisa, edad para disfrutar la vida y más…Lo del porte me parece fantástico (en metros digo), porque yo, acostumbrada a usar tacos, lo que más detesto es que un fulanito se vea más pequeño que yo,  y no por temor a verme ridícula, prefiero evitar la tortícolis cuando empecemos con los besos. Así que, con mis tacones incluidos, él sigue siendo más grande (sigo hablando en metros).
No sé en qué momento, fui dueña de la conversación, o el tipo estaba nervioso, o es tímido, ya que sólo se limitó a hacer preguntas de las cosas que iba narrando y no es que no le diera la oportunidad de hablar, al contrario, se esmeró eso sí, en hacerme sentir cómoda. Yo con mis chelas demás, no me dí cuenta de la hora y a pesar de estar ansiosa por salir luego del bar al que fuimos para estar más cómodo y solos, no atiné a decirlo. Totalmente out, ir a un lugar ruidoso, con música muy alta, con demasiada gente alrededor, menos un lugar donde es recurrente ver a mujeres en grupo y no es que no me gusten las salidas only girls, es solo que en masa, somos muy ruidosas a tal punto que estuve la tarde volteándome a mirar quien había dicho tal y cual cosa. Nervios? Tal vez, o quizás sólo distracción del momento. Lo que vino después fue un beso inesperado, rico pero fome, que me trajo recuerdos del primero que di, algo entre inexperiencia y ansiedad, de esos que quisieras ir mejorando dentro del mismo y pensado : Vamos, esto puede ser mejor! Al menos me contuve de decir: Así no se hace!
Aproveché de poner mi mano en su pecho, moviéndola a la espalda y cuello y la otra afirmando suavemente su cabeza, había esperado el momento, lo  había imaginado sin la parafernalia de la ropa, a solas, fue solo un beso y yo quería atarlo a la cama! Y aquí es donde las expectativas van cumpliendo su rol desfavorable. Pensé que por ser un tipo con más “experiencia” (aunque muy caballero, resalten la palabra muy) y bien evaluado por mis pares,  sería como aquellos que te calientan el agua y te toman de una…pero no. Me distraían tanto las risas de las mujeres y el beso reguleque,  que me aparté. Ya había tocado suficiente por encima de la ropa y no es lo que quería, no tengo 15 años!
Para hacer el cuento corto, no pasó nada! Y no me sirve ahora cuestionar el por qué no tomé la  iniciativa, si normalmente eso no me causa problemas.  El caso es que, estoy con la bala pasada, en esa típica etapa en que no quieres nada con nadie, salvo con el que se te escapó. Como cuando te enamoras, ojos para uno solo.  Así que, aguantándome las ganas, dejar pasar tiempo prudente, limarme las uñas y lista para volver al ataque!
Pero, antes de finalizar con esto, debo decir que, al momento de los quiubo, las oportunidades hay que aprovecharlas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario